Gracias a los avances en bioimpresión 3D, estamos cada día más cerca de la impresión de un corazón humano, y demás órganos completos. Quizás parece que hablemos de películas de ciencia ficción pero las impresoras 3D nos están acercando a una gran revolución en la medicina. Una nueva solución puede ser viable para la impresión a pedido de tejido vivo, huesos, arterias y vasos sanguíneos u órganos completos en toda su estructura.

Pero tenemos dos problemas que en estos momentos nos impiden este avance en medicina. Las células vivas necesitan unas temperaturas y unas condiciones químicas y físicas especiales para poder sobrevivir. ¿Cual es el problema? El problema es que los tiempos de impresión son demasiados lentos y a la hora de imprimir un órgano grande llega un momento en que las células impresas se dañan y pierden sus propiedades.
El segundo obstáculo sucedería en el caso de poder imprimir un órgano, para su posterior transporte y almacenamiento. En este caso tendríamos el mismo problema con las células vivas, los cambios de temperatura y las condiciones cambian y al final las células impresas sufren deterioro perdiendo todas sus facultades.
Una solución al mantenimiento de temperatura y propiedades de las células vivas puede ser el que han desarrollado los investigadores de la Universidad de California en Berkeley. La técnica consiste en una paralelización de múltiples impresoras trabajando a la vez. En este trabajo simultaneo, las impresoras crean capas 2D de tejido vivo, después un brazo robótico levanta esta capa y la lleva a otra sección. En la nueva estación las capas se van apilando hasta crear la estructura 3D deseada. Cada vez que una capa se apila, la estructura 3D se disuelve en un baño criogénico para fusionarla por congelación. El proceso se vuelve a repetir capa a capa hasta acabar con el órgano en 3D impreso.
Congelar el material a medida que se va imprimiendo, permite controlar la tasa de congelación con máxima precisión. Este proceso supera los dos problemas de mantenimiento y transporte de los órganos. Además de que se acelera el tiempo de impresión, la congelación controlada permite la conservación y el posterior transporte. Crear un corazón o un órgano a pedido y personalizado por paciente puede estar cada vez más cerca.
Estudio original DOI: 10.1115 / 1.4043080
Fuente: Futurity.org | Imagen: Kjpargeter Freepick