Hergé, Tintín y Tornasol, precursores de la Impresion 3D

Si hay algo que caracteriza los comics de Tintín es su capacidad para tratar con inteligencia a sus lectores con tramas cercanas a todos los públicos sin caer en historias infantiles o muy adultas. Esto hace que a lo largo de todos sus álbumes encontramos temas tan variados que van desde lo científico (“La estrella misteriosa” 1942), histórico (“Tintín en América” 1932) o sociopolítico (“Tintín en le país de los Soviets” 1930), por poner algún ejemplo. La tecnología no se iba a quedar atrás, como si fuera el Julio Verne del comic, Hergé el creador de Tintín siempre ha sabido introducir el avance tecnológico en muchas de las historias del famoso reportero.

Podríamos decir que Hergé fue un visionario y Tintín su herramienta para mostrarnos como veía la ciencia y los avances tecnológicos que sucederían en el futuro. Tenemos un ejemplo bien claro, los dos álbumes referidos a la expedición a la Luna «Objetivo la Luna» (1953) y » Aterrizaje en la Luna» (1954) asientan las bases claras por desarrollar los nuevos descubrimientos que hace la humanidad. Evidentemente el hombre acabo llegando a la Luna y no fue porque Hergé lo predijo en sus álbumes, la evolución tecnológica del hombre debe seguir un curso y quizás ya en los años 50 se preveía que el hombre iba a pisar nuestro satélite, que mejor manera de contarlo y dibujarlo, no?

El éxito de los comics de Tintín hizo que en 1947 un estudio belga adaptara «El cangrejo de las pinzas de oro» (1941) para la gran pantalla. Dirigida por Claude Misonne, el film rodado en blanco y negro animado por stop-motion se convirtió en la primera adaptación cinematográfica de Tintín y la primera película belga de animación. Diez años más tarde en 1957, los estudios de animación belga Belvision llevan a la televisión una serie de 103 episodios de 5 minutos cada uno que recogen diez títulos de Tintín. La serie fue escrita por Michel Regnier más conocido por Greg, guionista de comic co-creador junto a Frankin de Spirou.

En 1969 Belvision saca a la luz un nuevo largometraje con el título de «Tintín en el templo del sol» (“Tintín et le temple du soleil”, Eddie Lateste, 1969), adaptando dos títulos de Hergé: “El templo del sol” (1949) y “Las siete bolas de cristal” (1948). El éxito del filme dio luz verde a un nuevo proyecto de animación tres años más tarde llamado «Tintín y el lago de los tiburones» (“Tintín et le lac aux requins”, Raymond Leblanc, 1972) que aprovechaba el tirón del personaje en ese momento. Otra vez Greg es el responsable del guion de la película, cuya historia es original y no está basada en ningún álbum anterior y en la que Hergé solo se mantuvo como simple supervisor de la cinta.

El álbum editado basado en la película utilizaba imágenes de la película para crear las viñetas y al igual que el filme fue desarrollado en los estudios Hergé. El titulo no está considerado como parte de la colección oficial de Tintín pero Greg intento recopilar e introducir personajes y hechos del universo de Tintín que le dan ese aire tintinofilo característico. Y si hay alguien carismático en las historias de Tintín, ese es el famoso científico inventor Profesor Tornasol que vamos a considerar como: ¿el inventor de la Impresora en tres dimensiones?

Tintín, el Capitán Haddock y Milú viajan a Syldavia, concretamente al lago Flechizoft, invitados por el Profesor Tornasol para pasar una temporada de vacaciones. El avión en que viajan sufre un accidente en raras circunstancias y nuestros héroes son salvados por dos jóvenes syldavos Niko y Nouchka. Al final consiguen llegar a casa del Profesor Tornasol, quien les enseña su último descubrimiento y el proyecto en el que está trabajando que no es ni más ni menos que una maquina que reproduce cualquier objeto en tres dimensiones, una Impresora 3D, ¿no es así?

El funcionamiento aplicado por el profesor es fácil, en un lado de su máquina coloca el objeto a reproducir y en el otro una pasta especial (filamento) creada por el mismo. El accionamiento de la maquina hace que la pasta se convierta en el objeto convirtiéndolo en una fotocopia del mismo, aunque al estar la pasta aun en fase de desarrollo, el objeto creado se derrite. Al final el invento del profesor sigue los cánones de las impresoras 3D con la diferencia de que el objeto a crear en 1972 era físico y ahora lo reproducimos desde un archivo de datos. Lo curioso es el material, seguimos utilizando la pasta especial que usaba Tornasol, ahora lo llamamos filamentos pero en el fondo es lo mismo.

La trama liderada por el emblemático Rastapopoulos, intenta robar por todos los medios la tecnología creada por Tornasol para usarla con fines mas maléficos, pero Tintín descubre la trama y con ayuda del Capitán Haddock, Milú y Hernandez y Fernandez, consiguen desbaratar los planes de los malvados. Como bien apuntara Tornasol al final, ahora tendrá tiempo de mejorar su invento y desarrollarlo, a lo que el Capitán Haddock no pierde la oportunidad y le replicara que por fin podrá reproducir un vasito de whisky.

Afirmar que Hergé y su equipo son los precursores de la impresión 3D es simplemente una anécdota pero la base del funcionamiento de la tecnología es prácticamente calcada a nuestros días y con esa premisa podemos teorizar e imaginar. Si leemos las historietas de Tintín hoy en día, reconoceremos mucha tecnología que ya ha quedado obsoleta, pero siempre tenemos que echar la vista atrás para ver en que situación y tiempo se escribieron y dibujaron para así tener constancia del avance tecnológico que nos contaba el autor. Y si no ¿Quien no recuerda a Tintín en un submarino individual con forma de tiburón en «El tesoro de Rackman el rojo» (1944)? Algo aun no visto en su época. Por cierto tendréis que leer «Tintín y el lago de los tiburones» para volver a encontrar el mismo submarino.

https://youtu.be/Fub6NzSDLD4

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